(in)Justixia Parte II


Han pasado 3 meses desde que fui transferido al UCAD y con Charli, mi compañero, hemos estado ocupados en crímenes menores - pensaba el novato Xosé - he llegado a pensar que nos usan como “recogedores de basura”. Pero, hoy, tenemos algo importante entre manos. Un crimen por el cuál quiere encontrar al culpable y hacerlo pagar. Pobre mujer, a su edad tener que recibir ese tipo de muerte es algo despiadado. Alguien lo hizo y me encargaré de que pague. Solo espero que Cedeño no me lo impida.

Lo peor de todo es que aún no lo termino de comprender - continuó pensando Xosé mientras observaba a Carlos “Charli” Cedeño, su compañero, manejar - su falta de confianza en mí me lleva a pensar que en poco tiempo estaré trabajando con alguien más.

¡Oye! ¡Novato!, alzó la voz el detective Cedeño para sacar a su joven dupla del trance de pensamiento en el que se hallaba. Avivate muchacho, hemos llegado, sentenció al detener el auto frente al lugar a donde se dirigían. En ese momento, Xosé observó a través de la ventana el edificio donde funcionaba el exclusivo burdel de Madame Bouvier.

Eran casi la una y media de la mañana y una ligera lluvia comenzó a caer sobre Guayaquil. Al entrar al lugar, Xosé se llevó una gran sorpresa, ya que este no era el antro que él se imaginaba, al contrario, el lugar estaba lleno de lujos. Ya en la estancia principal fueron abordados por una mujer que les ofrecía una noche que no iban a olvidar.

No estamos aquí para eso - dijo Charli - queremos hablar con Madame Bouvier, dile que Carlos Cedeño la busca. Después de un tiempo la mujer regresó para avisarles que los esperaban en la oficina del segundo piso. Entrando en la habitación se encontraron con Madame Bouvier.

Charli, hace mucho tiempo que no te veía, ¿cómo has estado?,  preguntó la esbelta mujer, que a pesar de su edad se veía como si los años no hubieran pasado. Dejemos las formalidades para otra ocasión Natalia - respondió de inmediato el detective Cedeño - vinimos por lo que creemos que es un homicidio. Tomó la caja de fósforos y se la mostró. 

La encontré en la vivienda de la víctima y creemos que el asesino frecuenta este lugar, explicó Xosé. No pienso dar detalles de mis clientes - replicó Madame Bouvier - pero la muerta es una de mis chicas y no me gusta cuando les hacen daño. 

¿Una de sus chicas? - dijo Xosé - esa era una mujer de al menos unos 75 años. No todo es lo que parece detective - explicó la matrona, sacó entonces una foto de la joven mujer asesinada - su nombre era Caterine Suarez y tenía apenas 21 años, era una de las damas de compañía más solicitadas por mis clientes. ¿Cómo puede ser eso posible?, preguntó Charli con un rostro lleno de asombro.

No estoy segura de con quién estaba involucrada Caterine pero sé que hace poco comenzó a caer en abuso de drogas - respondió Madame Bouvier mientras encendía un cigarrillo - la pobre no supo en que se metía hasta que terminó cortándole la vida. Lo que nos acaba de contar no nos sirve de nada - protestó Xosé en tono enérgico - necesitamos más colaboración de su parte si quiere ayudarnos a poner tras las rejas al culpable de esto. Charli se acerco a calmarlo un poco. Por favor Natalia, ayúdanos un poco más, dijo él.

Ya les dije que no puedo contarles nada acerca de mis clientes - dijo con énfasis Madame Bouvier y anotó algo en un papel - pero si visitan esa dirección podrán encontrar más respuestas. Solo te pido una cosa, por todos los años de amistad que tenemos Charli, no me involucres en esto, y ten cuidado porque no sabes en lo que te estás metiendo. Salieron entonces en silencio de la casa de citas.

Al subir nuevamente al auto observaron la dirección y el nombre de otra mujer, Jessica Pincay, anotados en el papel. ¿Pudiste notar cuántas veces dijo “clientes”?, dijo Xosé. Sí, y creo que estamos pensando lo mismo - respondió Charli - Natalia no sé quiso delatar pero nos dio un buen indicio. ¿No te preocupa su advertencia?, preguntó intrigado Xosé. Su experimentado compañero lo observó por un segundo, en silencio, arrancó el auto y salieron rumbo a la dirección que les había sido entregada. La lluvia comenzaba a hacerse más fuerte y la madrugada guayaquileña continuaba avanzando. Eran ya más de las dos de la mañana.

El auto que los había estado siguiendo desde que salieron de Lomas de Urdesa horas atrás, continuaba acechándolos. Se detuvieron en una luz roja y el misterioso auto se detuvo junto a ellos, Xosé notó de inmediato que uno de los pasajeros del vehículo contiguo los observaba mientras hablaba por celular con alguien más. Este logró hacerle una seña a Charli para que se percaté de la situación. Antes de que la luz cambie a verde, dos personas se bajaron rápidamente del asiento de atrás. Estaban listos para abrir fuego contra los detectives pero estos lograron dar retro. Los sujetos se subieron nuevamente al carro y salieron tras ellos abriendo fuego contra el Chevy Nova ‘88.

Sé que estos últimos meses desde que estamos trabajando como dupla han sido aburridos, novato - dijo Charli con la voz exaltada - pero si lo que querías era que traten de matarte a tiros, pues lo has encontrado. Sacaron sus M1911 semiautomáticas y comenzaron a responder a los disparos mientras los perseguían a toda velocidad.

Continuará...

Parte III

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