(in)Justixia Parte I

Es común encontrarse con gente tan perturbada como para haberle hecho esto a una mujer, pensó Charli Cedeño, detective de la UCAD (Unidad de Crímenes, Asesinatos y Drogas). Miró entonces a su compañero Xosé Yuste, recién transferido a la unidad. Esto es en lo que este condenado país se ha convertido y vamos a encontrarnos con mucho de esto novato así que prepara tu estómago, esto es el pan de cada día; dijo mientras observaba la cara de fastidio del muchacho frente al cuerpo descuartizado de una mujer que parecía ser de edad avanzada.

Xosé comenzó el análisis de la ominosa escena del crimen. Pudo notar que la puerta no estaba forzada, lo cual de inmediato lo hizo reflexionar que el asesino había estado dentro de la vivienda. Cuando ambos se disponían a realizar el respectivo cateo, llegaron al sangriento departamento, elementos de la brigada forense, acompañados del fiscal provincial, Ricardo Soria, también conocido como Ricky Ricón, formado en una de las mejores universidades del extranjero y proveniente de una familia bien acomodada, no había crimen que él no haya resuelto y puesto al o los culpables detrás de las rejas. 

Es un tiempo de respuesta bastante impresionante sr. Fiscal, nunca antes había visto que los forenses arriben tan rápido, más aún, cuando no se los llamó, dijo Charli. Usted me conoce bien Cedeño, cuando se trata de un asunto que sé que ustedes, muchachos del UCAD, no podrán resolver, me dispongo a ejercer mis funciones de inmediato; ahora, tomé a su compañero y salgan de aquí antes de que contaminen mí escena del crimen, y no se preocupe - respondió el fiscal Soria con una sonrisa de lado a lado - para mañana tendrá un dossier con todos nuestros hallazgos sobre su escritorio, concluyó. Era evidente que entre la Fiscalía Provincial y el UCAD no había la mejor de las relaciones.

¡Ey! Sr. Fiscal, suerte encontrando toda la evidencia que necesita, dijo Xosé con tono irónico, casi riéndose. Los detectives bajaron del tercer piso del inmueble ubicado en Lomas de Urdesa. Antes de subir al Chevy Nova año 88 de Charli, Xosé se detuvo mostrándole un cigarrillo y una caja de fósforos. ¿Qué mierda hiciste Yuste?, preguntó con cara de pocos amigos. Relájate matusalén, encontré esto en el departamento, me pareció que sería útil para la investigación y lo tomé antes de que ese fiscal cretino se dé cuenta, respondió Xosé. ¡Sube al auto, novato! - con enojo y en un fuerte tono se expresó Charli.

¡Obstrucción con la justicia! Obstrucción con la justicia, Yuste; eso es de lo que nos van a acusar - antes de encender los motores, el experimentado detective dijo a su inmaduro compañero - al menos, dime que encontramos algo, porque si no, estamos acabados, ¿qué tenemos hasta ahora, novato?

Primero que nada, relájate Cedeño, tendrán que probar que hemos “obstruido” a la justicia - comenzó diciendo Xosé en su explicación - ¿qué es lo que sabemos? Sabemos que una mujer de unos 60 años, aproximadamente, murió hoy y que alguien tiene que pagar por eso. Que el asesino estaba dentro de la casa y tenemos un cigarrillo con, posiblemente, sus huellas en él. Por último, esta caja de cigarrillos con el logo de Madame Bouvier, el prostíbulo más exclusivo de la ciudad - dijo Xosé y luego sonrió - que precisamente es el lugar a donde debemos ir ahora, porque ninguno de los vecinos de la occisa quiso cooperar con la investigación.

Las deducciones del joven detective, al parecer, fueron bien recibidas por su compañero. ¿Qué te hace pensar que la mujer tenía esa edad? – pregunto con el rostro intrigado Charli, mientras encendía el auto. Salieron, entonces, rumbo a la famosa casa de citas.

Eran casi la una de la mañana cuando los detectives salieron del lugar del crimen. Una mujer murió hoy, alguien es culpable de ese crimen y alguien tendrá que pagar, las palabras de su novato compañero cruzaban por la mente del detective Cedeño que tenía, entre ceja y ceja, el deseo de atrapar al degenerado asesino. Expectantes de lo que puedan encontrar en su próximo destino, los detectives no notaron que un auto había comenzado a seguirlos.

Continuará…

Parte II