Nuestra Gente No Se Rompe

Más allá de ser mi país natal, mi corazón se ensancha por los seres humanos viviendo los estragos de la tragedia que golpeó, con feroz aplomo, esta tierra. El sábado 16 de abril por la noche recibimos una sacudida que rompió vidrios, concreto y acero. 

Pero lo que el brutal azote no pudo quebrar, fue el espíritu humano de todo un pueblo que se lanzó en una cruzada por la supervivencia de miles de almas clamando ayuda ante el crudo y frágil estado en el que quedaron sus hogares y familias. La nobleza —desde los más jóvenes hasta aquellos llamados a liderarnos— no se han hecho esperar a pesar de las diversas adversidades que se han presentado.

Obstáculos no han faltado. El cinismo de muchos para desinformar y causar pánico, o la vileza de aquellos que sustrajeron los víveres destinados a los más necesitados. Sin embargo, nada de esto detuvo a nuestra gente que siguió, siempre hacia adelante, proveyendo valor y esperanza.

Imposible no soltar algunas lágrimas ante la desesperación de tantos que lo perdieron todo. Debemos tener el coraje de enfrentar lo que viene porque el trabajo recién empieza y la noche será larga, muy larga. Pasaremos por momentos aún más oscuros que los sobrellevados hasta ahora, pero tenemos la certeza de que al final habrá un amanecer forjado por las millones de manos que siguen levantando escombros y entregando alimentos.

Ya comienzan también los engaños y artimañas de los mismos de siempre. Para aprovecharse del dolor ajeno y continuar construyendo su irracional maquinaria de odio. No obstante, esto no debe ser una afrenta, sino una nueva oportunidad de demostrar de qué estamos hechos y que la codicia de algunos no será una barrera para nadie. 

La sociedad civil será la que construya una nueva nación, en la que todos puedan sonreír y disfrutar del sol saliendo por el oriente. Del polvo surgirá el cóndor y volverá a surcar los Andes. Será sinónimo de luz y templanza como en 1822. 

En resumen: que se parta el concreto, que se quiebre la economía pero que jamás se rompa la gente. No dejemos de donar, no dejemos de ayudar y sobre todo no dejemos de creer que vamos a salir de esta, porque así será.

Faltará capital pero jamás corazón. Aguanta Ecuador, tu gente está contigo.

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