La Mejor Decisión
¿Qué no se elige, pero nos elige a nosotros? ¿Cuál es esa crucial decisión que nos eleva hasta el cielo y nos hace sentir que podemos volar? Hoy recorrió mi mente esta adivinanza cargada del más poderoso de los motores: amor.
Me he llenado de la sabiduría de una hermosa joven, de sonrisa resplandeciente y dorados cabellos, para entender que el amor es quien nos elige y somos nosotros quienes nos decidimos a darnos esa oportunidad: de soñar, de crecer en compañía de alguien, de compartirlo todo, de pelear, de reír, de llorar, de sentir una implacable brisa de felicidad.
Como no soy el mejor de los matemáticos, me reservo el intentar profundizar más en las complejas razones y productos de las ecuaciones del amor. Pero, como ya lo ha citado hoy mi amada, me quedo con la mejor respuesta que un hombre haya podido jamás impregnar con tinta en un papel.
Me he llenado de la sabiduría de una hermosa joven, de sonrisa resplandeciente y dorados cabellos, para entender que el amor es quien nos elige y somos nosotros quienes nos decidimos a darnos esa oportunidad: de soñar, de crecer en compañía de alguien, de compartirlo todo, de pelear, de reír, de llorar, de sentir una implacable brisa de felicidad.
Como no soy el mejor de los matemáticos, me reservo el intentar profundizar más en las complejas razones y productos de las ecuaciones del amor. Pero, como ya lo ha citado hoy mi amada, me quedo con la mejor respuesta que un hombre haya podido jamás impregnar con tinta en un papel.
“Lo que mucha gente llama amar consiste en elegir una mujer y casarse con ella. La eligen, te lo juro, los he visto. Como si se pudiera elegir en el amor, como si no fuera un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio. Vos dirás que la eligen porque-la-aman, yo creo que es al vesre. A Beatriz no se la elige, a Julieta no se la elige. Vos no elegís la lluvia que te va a calar hasta los huesos cuando salís de un concierto.” - Julio Cortázar
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