El Ocaso Del Centenario
El martes dieciséis de junio cerca de las 22h00 ocurrió el asesinato de Ismael Romero Reyes, guardia de seguridad de la Universidad Politécnica Salesiana, institución que opera en las cercanías del barrio El Centenario. El hecho se dio cuando el gendarme trató de defender a una estudiante que estaba siendo asaltada por dos sujetos en moto que aún no han sido identificados.
Romero Reyes es ahora otra víctima del hampa y su crónica no será ni la primera ni la última. Es solo uno de los más recientes actos delictivos en un sector que ha perdido la tranquilidad que lo caracterizaba por el incesante incremento de actos delictivos.
Las historias de asaltos y atracos se han vuelto comunes entre los habitantes, variando de formato entre cada uno. El modus operandi de los ladrones va desde atracos a mano armada en bicicleta o moto, asaltos a los hogares mientras sus ocupantes duermen o están de viaje y hasta la suplantación de identidad de funcionarios públicos para ingresar a las casas.
No hay tampoco un horario definido para los robos que ocurren a todas horas y cuando menos se espera, como nos cuenta Julio Poveda, quien un sábado en la mañana mientras paseaba a sus perros estuvo por sufrir un asalto en la esquina de las calles Rosa Borja de Icaza y Maracaibo. Para su fortuna no tenía ningún objeto de valor que le pudieran sustraer, pero recibió un fuerte golpe en el abdomen por parte de un enojado delincuente que no pudo hacer de las suyas.
Este caso no es aislado, ya que los transeúntes de las aceras del barrio son la presa favorita de los delincuentes. Sobretodo sobre la calle Rosa Borja de Icaza a los estudiantes de universidades y colegios que transitan por el sector durante la noche.
Lo extraño de toda esta situación es que el barrio cuenta con una Unidad de Policía Comunitaria, ubicado cerca de donde han ocurrido algunos asaltos en la parte sur del barrio. El tramo de las calles Seis de Marzo, las calles C y D, registran un alto número de episodios de robos a quienes residen en esa zona o están de paso.
Ante la falta de seguridades y con una respuesta policial mínima, muchos de los dueños de las casas optaron por instalar sistemas de seguridad más sofisticados como cámaras y cercos eléctricos. Es importante que además las personas tomen medidas de precaución como evitar las zonas del barrio con poca iluminación, caminar durante la noche en grupos y no sacar el teléfono celular u otros objetos que llamen la atención de los delincuentes.
La delincuencia avanza y El Centenario necesita una pronta respuesta de las autoridades para devolverle a los residentes la tranquilidad que anhelan tener, poniendo a raya a los criminales. Por su parte, quienes aún habitan en las numerosas manzanas del barrio quedan a expensas de lo que pueda pasar con optimismo de un mejor mañana.
Romero Reyes es ahora otra víctima del hampa y su crónica no será ni la primera ni la última. Es solo uno de los más recientes actos delictivos en un sector que ha perdido la tranquilidad que lo caracterizaba por el incesante incremento de actos delictivos.
Las historias de asaltos y atracos se han vuelto comunes entre los habitantes, variando de formato entre cada uno. El modus operandi de los ladrones va desde atracos a mano armada en bicicleta o moto, asaltos a los hogares mientras sus ocupantes duermen o están de viaje y hasta la suplantación de identidad de funcionarios públicos para ingresar a las casas.
No hay tampoco un horario definido para los robos que ocurren a todas horas y cuando menos se espera, como nos cuenta Julio Poveda, quien un sábado en la mañana mientras paseaba a sus perros estuvo por sufrir un asalto en la esquina de las calles Rosa Borja de Icaza y Maracaibo. Para su fortuna no tenía ningún objeto de valor que le pudieran sustraer, pero recibió un fuerte golpe en el abdomen por parte de un enojado delincuente que no pudo hacer de las suyas.
Este caso no es aislado, ya que los transeúntes de las aceras del barrio son la presa favorita de los delincuentes. Sobretodo sobre la calle Rosa Borja de Icaza a los estudiantes de universidades y colegios que transitan por el sector durante la noche.
Lo extraño de toda esta situación es que el barrio cuenta con una Unidad de Policía Comunitaria, ubicado cerca de donde han ocurrido algunos asaltos en la parte sur del barrio. El tramo de las calles Seis de Marzo, las calles C y D, registran un alto número de episodios de robos a quienes residen en esa zona o están de paso.
Ante la falta de seguridades y con una respuesta policial mínima, muchos de los dueños de las casas optaron por instalar sistemas de seguridad más sofisticados como cámaras y cercos eléctricos. Es importante que además las personas tomen medidas de precaución como evitar las zonas del barrio con poca iluminación, caminar durante la noche en grupos y no sacar el teléfono celular u otros objetos que llamen la atención de los delincuentes.
La delincuencia avanza y El Centenario necesita una pronta respuesta de las autoridades para devolverle a los residentes la tranquilidad que anhelan tener, poniendo a raya a los criminales. Por su parte, quienes aún habitan en las numerosas manzanas del barrio quedan a expensas de lo que pueda pasar con optimismo de un mejor mañana.
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