Un Paisaje Y Un Retrato
Como parte de la asignatura de Literatura que estoy tomando este semestre en la universidad, se nos pidió que realicemos un paisaje de nuestra ciudad y un retrato de un ser querido. Esto con el fin de poner en práctica lo aprendido sobre las figuras pintorescas. A continuación pueden encontrar lo que escribí sobre Guayaquil y mi hermano menor, Pablo David.
Guayaquil de mis calores, la imponente metrópolis a orillas del Río Guayas que la enjuaga desde el malecón hasta el puerto y rodeada del imponente Estero, que recorre el oeste y le da vida a un paisaje de verdes manglares. Desde el hermoso Cerro Santa Ana, cuna de la ciudad, se puede admirar el majestuoso progreso de la urbe, desde modernos edificios hasta los clásicos, que te adornan como joya que se hereda y se cuida. La más transitada de todas, el boulevard 9 de Octubre, que de día muestra la calidez y jocosidad de sus habitantes, mientras que por la noche se viste de gala con un vestido de luces. De Sur a Norte, la jungla de cemento se levanta para dar cabida a domicilios y comercios, que guardan recuerdos del pasado, preparando, también, espacio para el futuro.
Nadie en el mundo es como Don Pablo, mi hermanito, con su tímida sonrisa, su aspecto pálido y flaco guarda un alma como ningún otro. Es que él tiene don de gente, le gusta ayudar sin esperar nada a cambio, él tiene siempre la voluntad de salir a defender a quien lo necesita. Quién podría pensar que con su baja estatura a librada tantas batallas y salido victorioso, siempre para el bien de los demás. Siempre ayudando al prójimo. Él no teme quedarse sin su pan para alimentar al hambriento, tal vez por eso sea tan delgado. Nada le molesta más que la injusticia, que se juzgue al justo por pecador y al pecador por justo. Se apasiona por esos temas, por eso quiere ser abogado. A pesar de que ya no estás con nosotros, siento tu compañía todos los días, te extraño, pero aún puedo escuchar el sonido de tu alegre y animada voz de niño retumbando en mi cabeza. Tantas veces dijeron que nos parecemos, creo que debe ser por la mirada, profunda, gentil y cálida, de esas que penetran al alma y se quedan en la membrana de la memoria. Siempre fue el mejor de los tres, más que hermanos, éramos tres inseparables amigos; a pesar de que eras el menor, muchas veces tomaste el papel del hermano mayor. Ya nos volveremos a ver. Hasta entonces.




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