Un Desayuno Muy Costoso

Si está leyendo esto y es guayaquileño, el nombre comercial El Café de Tere de seguro es familiar para usted. Para los que no, deben saber que es un local comercial cuya sucursal principal se encuentra en la ciudadela La Garzota. El lugar es famoso, principalmente, por sus bolones y platos típicos para desayunar en familia. Debo reconocer que, en mi caso particular, gusto del sabor de su producto estrella. Debo inclusive reconocer que el domingo, Día del Padre, junto a mi hermano, compramos en el mencionado local un gran desayuno para papá. Sin embargo, todo eso ya es pasado.

Lo que sucedió el día lunes 16 de junio rodea, no solo en lo irracional, sino en la mala voluntad. El Café de Tere, al parecer, está dispuesto a irrespetar el famoso “el cliente siempre tiene la razón” y a hacerle culto a su marca más que a su cliente. Grave error, puesto que ninguna marca es más grande que sus clientes. Pero, ¿de dónde sacó todas estas conclusiones?

El día lunes 16 era otro inicio de semana para Patsy Roa, una joven residente de la ciudad de Guayaquil que decidió ir a desayunar en compañía de otras tres personas al local de El Café de Tere ubicado en La Garzota. Por razones obvias, el local no se responsabiliza por pérdida de objetos dentro de los autos en el parqueadero; por este motivo, Patsy, decidió bajar su mochila dentro de la cual está su laptop. Como muchos hacemos, colocó la mochila en el piso junto a ella y se dispuso a tener lo que esperaba fuera un ameno desayuno. No fue así.

En algún momento, en el transcurso de la comida, la mochila desapareció. Pero, un momento, El Café de Tere es una marca seria y tienen cámaras de seguridad en su local. De seguro ellos podían ayudar a identificar a la persona que pudo haber tomado la mochila si es que esta aparece en las grabaciones de video. La idea es muy sencilla y a prueba de tontos; se reporta lo sucedido, se pide permiso para revisar los vídeos, se provee ayuda a solucionar el problema del cliente mostrando los vídeos, si el posible ladrón aparece en cámaras se agradece por la ayuda para poder encontrarlo y uno se retira con la satisfacción de sentirse protegido por una marca que se preocupa por sus clientes. En caso de que los vídeos no muestren nada, pues, mala suerte Patsy Roa y, de igual manera, se agradece por la ayuda prestada. No fue así, y aquí comienzan una serie de penosos incidentes.

Al solicitar los vídeos la afectada se encuentra con la inoportuna respuesta de que la encargada de los vídeos de seguridad no se encuentra porque tiene el día libre. Ok, puede pasar, pero lo que es ilógico es que las cámaras de seguridad estén desatendidas puesto que daría lo mismo que ni siquiera estén encendidas. Pasó, le dijeron que regrese al día siguiente para poder ayudarla. No fue así.

Al día siguiente cuando se acercó al local para nuevamente pedir la ayuda necesaria y poder hallar una explicación de lo que había sucedido, la dueña del local le negó la ayuda, no solo incumpliendo con lo que habían acordado el día anterior, sino mostrando un claro desprecio hacia el cliente, en este caso, la srta. Roa. Le dijeron que sin una orden no le darían acceso a los vídeos. Desde entonces el apoyo por parte de muchas personas hacia Patsy Roa no se ha hecho esperar. En las redes sociales el asunto está en boca de todos y la posición de El Café de Tere sigue siendo la misma. Han habido inclusive insinuaciones de que se está tratando de desprestigiar su marca.

¿Desprestigiar su marca? ¡Por favor! Al menos digan algo más coherente, lo único que la srta. Roa desea es poder ver unos vídeos en donde podrá o no, identificar quién sustrajo sus pertenencias. No hay gato encerrado en el asunto, es simplemente una petición muy simple. Pero no, el egoísmo a veces es más grande y la falta de empatía de algunas personas, en este caso, asusta.

No hay que adelantarse a sacar conclusiones. Simplemente hay que plantear una sencilla pregunta: ¿por qué no quieren mostrar los vídeos? Cabe también recordar el viejo adagio, “el que nada debe, nada teme”

Lo gracioso es que todo pudo haber sido resuelto con mucha facilidad pero al parecer lo que ha primado en esta oportunidad es una total desconsideración hacia el cliente. Al final del día lo único que queda para reflexionar es lo caro que le salió el desayuno a Patsy Roa.

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