La Hipocresía Del Fútbol
Me parece que no hay mejor momento para comentar sobre los males que afligen al fútbol, rey de los deportes y, por desgracia, también el más injusto de todos. No me mal interpreten, es mi deporte favorito; aunque sinceramente muchas veces me da asco observar como se lo degrada a un juego de ratas, ratones y rateros.
Las ratas, a mi juicio, son los jugadores que se aprovechan de cada posible maña permitida en el reglamento. Estos mal llamados deportistas, han convertido un juego destinado a ser practicado por caballeros, en un desagradable potrero de vándalos y salvajes.
Después tenemos a los ratones que, en general, son todas esas personas que se divierten con las injusticias del fútbol. Se puede incluir en este grupo a fanáticos, periodistas y dirigentes, que sin mover un solo dedo permiten que el deporte continúe siendo desprestigiado. Quizás por temor a la desaprobación de los demás.
Y por supuesto, como olvidarnos de los rateros, los grandes enemigos que tiene este deporte. Los infaustos, los infames, los desacreditados; los árbitros. ¿Por qué? Bueno pues es muy sencillo. Sus malas actuaciones condicionan partidos e imponen resultados. ¿Cuál es el colmo? La protección que se les da como si no fueran responsables de sus equivocadas intervenciones dentro de un juego.
Es aquí donde haré hincapié en esta pequeña auditoria a los señores funestos. Empecemos observando una ironía del deporte; el periodismo deportivo siempre se le carga a jugadores y cuerpo técnico, por igual, ante errores cometidos durante el transcurso de un juego, mientras que las malas actuaciones de las ternas arbitrales pasan casi inadvertidas.
Se escucha de todo para cubrir los errores de los árbitros: Que no es su culpa, que errar es de humanos, que no lo hace por malo. En ese caso, todos esos criterios pueden ser usados para también excusar a jugadores y cuerpo técnico. Sin embargo, por alguna extraña razón que aún no logro comprender, a los jueces de un encuentro de fútbol, se les excusa absolutamente todo.
Esa, entonces, es la gran hipocresía del fútbol. Se encuentra en la mala interpretación de que son 22 jugadores dentro del campo, cuando claramente son 25. Porque así como un delantero puede definir el partido con un gol o el arquero puede salvar uno, las malas decisiones arbitrales condicionan totalmente el transcurso del mismo, muchas veces inclusive sentenciando un marcador que por otras hipocresías del fútbol no se cambiará por uno más justo.
¿Qué pasa cuando un jugador comete un error, como anotar un autogol o incurrir en una fuerte falta? O bien se lo saca del juego o se lo sanciona fuera del campo, al contrario, ¿qué pasa cuando un árbitro comete un error que define un partido? En la gran mayoría de los casos, no pasa nada, con un poco de suerte se lo suspende un par de fechas y luego regresa a su mala labor nuevamente.
Esperemos que se comiencen a tomar medidas en el asunto, porque ya fue suficiente de estos señores que solo manchan la pelota y el deporte. Si observas una injusticia o atropello por parte de estos sinvergüenzas, no te lo calles. Hoy le puede pasar al equipo rival, pero mañana puede ser el tuyo. Y sí, errar es de humanos, yo considero que el árbitro puede equivocarse, pero hay, errores, y hay, horrores. Eso es lo que se tiene que corregir con el uso de la tecnología o con sanciones más severas que generen reflexión.
En todo caso, me quedo con una frase del legendario Arrigo Sacchi: "El fútbol es la cosa más importante de las cosas menos importantes", al fin y al cabo es solo un juego, un deporte; para ser preciso, como dije al principio de estas lineas, es el rey de los deportes y el más injusto de todos. Tratemos de conservar lo primero y desechar lo segundo.
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