CUENTO CORTO: Los Diamantes No Son Para Siempre

Se me ocurrió jugar un poco con el título Diamonds Are Forever (1971) de la serie de películas de James Bond. ¿Será que realmente los diamantes son para siempre? Creo que depende de quién es el dueño del diamante. Creé la siguiente historia corta, que a continuación comparto, para explicar un poco el porqué de que los diamantes son eternos, siempre y cuando el dueño de este se asegure de que así sea.

Los Diamantes No Son Para Siempre

Tina era una intrépida exploradora, hasta ese momento su vida había estado llena de fantásticas aventuras. En una de ellas, encontró un mapa que la conducía al corazón de una selva, donde, según contaban, se hallaba el diamante más grande del planeta. 

Al llegar al lugar descrito por el mapa descubrió, con sorpresa, que muy cerca al sitio existía una aldea que llevaba varias generaciones protegiendo el diamante hasta que su legítima dueña llegara a reclamarlo. Tina, muy sorprendida, se acercó a la aldea para conversar con los nativos, los cuales le aseguraron que encontrar el diamante no sería algo sencillo. Con la confianza de que podría lograrlo, les pidió a los habitantes que la conduzcan al lugar donde reposaba bajo tierra la anhelada joya.

Una vez que la llevaron al sitio, Tina se propuso no descansar hasta hallar la gema. Pasó el primer año y su excavación continuaba sin dar frutos. Pero la valiente exploradora no perdía las esperanzas. Con la llegada del segundo año, ocurrió lo que tanto deseaba. El diamante finalmente apareció. Aunque no como ella esperaba, puesto que éste guardaba un inesperado secreto.

Obtenerlo no sería nada fácil ya que venía envuelto en un extraño material, bastante resistente, que solo permitía observar tan solo un ápice de su belleza. La luz más pura se reflejaba desde el interior y los nativos le indicaron a Tina que la primera etapa de su labor había terminado. La siguiente sería más difícil, pues tenía que demostrar su interés por él, puliéndolo a mano.

Exhausta por toda la excavación pero con el deseo de quedárselo, comenzó el proceso de pulir el extraño material que lo recubría. El transcurso de los años fue inexorable y el resultado, hasta ese momento, era minúsculo. El tiempo seguía pasando y, al no ver un desenlace, Tina comenzó a perder la paciencia y las esperanzas. 

Después de casi 10 años de arduo trabajo, Tina no pudo más. Había logrado muy poco, y decidió que era hora de dejar de perder el tiempo y dedicarse a hacer otras cosas. La vida se le había pasado frente a sus ojos. Era hora de partir. Dejó el diamante en manos de los nativos, tomó sus cosas y se fue sin mirar atrás. Ellos, por su parte, se sintieron apenados que después de tanto tiempo, la que pensaban era la legítima dueña de la legendaria joya, desistiera y se deshiciera de ella.

Pasaron 20 años, Tina se hizo de una buena vida. Esposo, hijos, una vida estable y bastante agradable. Su tiempo de explorar el mundo había terminado. Una tarde mientras ordenaba su casa vio en las noticias un reportaje que le hacían a una mujer, casi de su misma edad, llamada Ellie; quien al parecer se había convertido en la legítima dueña de aquel olvidado diamante de su juventud. No pudo contener la curiosidad; hizo sus maletas, se despidió de su familia, tomó un taxi y salió hacia el aeropuerto donde tomó el primer vuelo que la lleve hacia el lugar donde hace tantos años había dejado la joya de sus, ahora, olvidados viajes.

Al llegar, encontró a los nativos haciendo una fiesta y rindiendo homenaje a quien se había convertido en la propietaria de la preciada piedra. Comenzó a discutir con los aldeanos argumentando que ella era la legítima dueña, que ella lo excavo y durante 10 años pulió el diamante.

El líder de la aldea le respondió: "En verdad por el esfuerzo que pusiste nosotros pensamos que eras tú la destinada a quedarte con él, pero te aburriste, te diste por vencida, no creíste que podías lograrlo y al ver pasar el tiempo preferiste dedicarte a otra cosa. Lo dejaste relegado y descuidado". Al acercarse Ellie, quien ahora era la genuina dueña, continuó diciendo: "Ella, por otro lado, no se dedicó 10, sino 20 años a pulirlo y por eso se queda con él. Nunca fue una carrera contra el tiempo mas bien de perseverancia porque solo así se puede determinar quién merece las cosas".

"Si te fastidia o te cansas de pulir tu diamante, entonces no lo mereces", concluyó el jefe tribal. Tina devastada, sintiéndose derrotada se fue de regreso a su vida sin él. Mientras Ellie gozaría las recompensas producto de su esfuerzo, sacrificio y determinación.

Nota Editorial: Quiero agradecer con mucho cariño a la nueva editora del blog, Elena Gutiérrez, por su ayuda para corregir los errores que este texto originalmente contenía.

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