Castillo De Naipes

Durante el día de ayer se realizó el tradicional festejo del Día del Amor y la Amistad, del cual debo admitir fui parte en la medida de lo prudente. También mal llamado San Valentín, ya que no creo que muchos sepan de la celebración cristiano católica del santo, quien no solo es patrón de los enamorados, sino también de los apicultores y la lucha contra las plagas y la epilepsia, pero esa es otra historia. Retomando el tema que me concierne, tras la muy comercial festividad, he caído en cuenta de lo fugaz que se ha vuelto el amor hoy en día.

Y es que decir "te amo" se ha convertido en una frase de canción, tarjeta y telenovela; se ha vuelto tan común que muchas personas la expresan sin saber lo que realmente significa. El amor se ha vuelto muy parecido a un castillo de naipes. Tienen naturalezas muy parecidas que al ser observadas detenidamente nos dan una descripción de en lo que se ha convertido el "amor" moderno.

Observemos al castillo formado de naipes, que no es una proeza sencilla de realizar, su construcción cuesta y a medida que se lo desea hacer más grande, se vuelve más complejo. Muy parecido al amor que es muy sencillo de llevar en sus primeras instancias, sin embargo, mientras se progresa en una relación sentimental se vuelve cada vez más complicado y requiere de bases sólidas para poder sostenerse. No hay que olvidar tampoco que erigir el tan anhelado castillo requiere de un largo tiempo de dedicación para lograrlo, no se puede simplemente poner toda nuestra dedicación ahora y más tarde "aburrirnos" y esperar que el castillo siga creciendo por solo.

Una vez terminado, el castillo es soberbio, se convierte en nuestra gran obra, nuestro orgullo; porque después de todo no muchos logran levantar uno. He ahí donde está la ironía de la hazaña, ya que a pesar del tiempo y esfuerzo invertidos en edificar nuestro majestuoso castillo, al final está destinado a ser derrumbado, porque esa es su naturaleza efímera. Durante un breve momento no hay sensación más admirable que haber logrado su construcción pero al final siempre sucumbirá ante su fragilidad.

Muy parecido a lo que pasa hoy con el amor, en donde sin importar cuanto una persona se puede esforzar, al final siempre termina; supongo porque el amor es una creación del hombre, y por ende, como todo lo creado por los seres humanos, tiene un principio y un final. Muchas veces, lamentablemente, un final no tan digno o justo tras el empeño y sacrificio aportados a su construcción.

Espero al final estar equivocado y no sentirme como la única persona con el valor de construir su castillo de naipes lo más alto que pueda, con la esperanza de que las bases y cimientos usados para su construcción logren sostenerlo contra viento, marea o cualquier inoportuno evento que trate de tirar abajo el castillo. O tal vez solo soy muy estúpido e ingenuo de pensar que el amor es un sentimiento mucho más trascendental. No espero menos si me tildan de soñador o idealista, pero yo quiero llevar hasta el final la construcción de mi castillo. Les deseo el mejor de los éxitos para que ustedes también puedan construir uno que nada pueda derruir.

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