¿Quién Mató A La Verdad?

El cadáver yace delante de todos nosotros y en la escena del crimen se observa el cuerpo cercenado de la verdad. Sus extremidades quedaron por todos lados. En las redes sociales, en los periódicos, en los discursos políticos. Vivimos una era oscura en donde los hechos dejaron de ser importantes y las mentiras son cada día más benignas.

Es la era de la posverdad o Post-Truth en inglés, una época sombría en la que los eufemismos abundan, las mentiras se endulzan con emociones y en el que los farsantes se disculpan diciendo que son “malentendidos” o que “se interpretó mal lo que dijeron”. Los hombres dejaron de tener el honor de cumplir con su palabra y los cobardes se hicieron dueños del poder. Reconocer los errores es cosa del pasado, para los medios y políticos dejó de ser importante que el público conozca toda la información porque es mejor contar la versión que más conviene. ¿Pueden creerlo? Considerar que la verdad tiene más de una "versión", ¿es en serio?

Pero, todos debemos reconocernos culpables. Nuestra falta de capacidad para investigar a fondo, para analizar diversos puntos de vista y para revisar todas las fuentes, nos llevaron a la comodidad de aceptar como una verdad absoluta las afirmaciones de los influenciadores que cada uno escoge, sea este un político, un periodista o un artista.

Una de las grandes victorias de la era posfactual es la desfiguración de la democracia que se convirtió en la mayor fuente de poder para los mentirosos bajo esa idea de “la decisión de la mayoría”. Dejemos algo claro, una mentira jamás se convertirá en verdad sin importar la cantidad de votos o adeptos que tenga. Las batallas entre los medios y los políticos son cada vez más frecuentes para mantener el “control” sobre la verdad. Y lamentablemente ya no se puede confiar en lo que diga ni unos, ni otros. Se convirtió en un concepto tan poderoso, que en el 2016 post-truth fue reconocido como el término del año por el diccionario de Oxford.

La tarea de documentar "la verdad y nada más que la verdad" de los medios quedó diluida en medio de la necesidad de vender, generar polémica y defender intereses personales. De la misma forma como los políticos mantienen a raya la exactitud en favor de sus ambiciones para obtener más poder, dinero y dominio sobre los pueblos.

Todo parece indicar que en este homicidio hay dos claros culpables, sin embargo el legítimo asesino está por revelarse. Prepárate porque no lo vas a creer. Descubre quién es el homicida corriendo hacia el espejo más cercano y fijándote bien en la persona que aparece en el reflejo. Sí, somos tú, yo, todos nosotros somos culpables de la muerte de la verdad. 

Cada vez que compartimos algo en las redes sociales sin revisar la fuente, estamos matando a la verdad. Somos coautores de este crimen con cada Me Gusta que damos sin saber de qué trata una noticia o comprobar su certeza. Estas son algunas de las acciones que le dan más fuerza a la era posverdad. Me gustaría creer que aún hay una oportunidad de dar marcha atrás, pero la tecnología cada día nos hace más cómodos respecto a esta desagradable realidad que vivimos.

Si quieres contribuir a cambiar esto deja de creer ciegamente en lo que dicen los medios y políticos, cuestiónalo todo, aún las cosas que parecen buenas o ciertas; evita compartir noticias o mensajes en redes sociales o por el celular sin conocer a fondo la fuente. Y sobre todo, comienza a darle a la verdad ese lugar que se merece en nuestra sociedad. Aprendamos a protegerla y muramos para que recupere aquel sagrado lugar que merece.

Termino parafraseando a una de mis figuras literarias favoritas: “la verdad nos salva. La verdad nos eleva y nos transforma. Y por mi alma, juro que mientras mi sueño de un mundo en el que la verdad, dignidad, honor y justicia sean una realidad que todos compartimos… jamás dejaré de pelear”.

En la imagen se observa una lápida con la palabra verdad escrita en inglés.
Tomada del sitio web shaneshack.com

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