POEMA: Ella Es Mi Flor
No soy poeta ni el más versado escritor de prosa, pero hay una flor creciendo en medio del árido y caótico mundo nuestro que inspira los más dulces pensamientos y los más lógicos sentimientos.
Ella es una flor con nombre y fragancia propia, perfuma con su esencia mi alma y vida. Es el suave y armonioso aroma de su cariño, el que me eleva, me lleva hacia las nubes donde habita.
La he visto bailar en lo más alto, al compás de su canto, de su delicada, apacible voz, que se escucha a lo lejos. Me guía, me calma, me llena de dulzura, son sus besos los que evidencian su afecto. Para ella no existen los secretos, aunque crezca en un jardín oculto que he buscado la vida entera.
Es el misterioso instante en que su amor ha sido revelado cuando he sentido que me ha partido un rayo, uno que ha traspasado la suave estación desde donde bajan los sueños andando y danzando con pasos de algodón y vocación de poeta. Su claridad me ha dejado marcado, llenando de paz al errante espíritu que fue mi alma.
No hay otra flor como ella, crece en medio del cielo, siempre sonriente, siempre radiante. Una lluvia de estrellas ha regado sus pétalos con luz divina que nutre su perfumada esencia para convertirse en el resplandor que alumbra mi camino. Es la fragancia de tan bello brote de dulzura y nobleza que le ha devuelto el aliento a mi fatigado corazón.
Así es ella, flor que me ilumina y luz que me perfuma con su amor más valioso que todos los diamantes en el cielo y la tierra, ¿quién como ella? Que se ha llevado mi alma de paseo a través de las cortinas del cielo, por encima de las nubes donde baila y canta, en la estratósfera donde las estrellas marcan nuestro camino hacia la eternidad para reposar en su compañía. Hay muchas margaritas y violetas, pero mi flor se llama Elena.
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