Jorge Poveda

Tras un mes de guardar luto es imposible que me quede sin dedicarle unas letras a quien fuera mi héroe en el fútbol durante más de 20 años. Hoy, pienso en aquellas primeras gestas épicas que transformaron al modesto Francesco en uno de los más grandes jugadores de todos los tiempos y convertirlo en el legendario Capitano Totti. Imagen tomada de Wikipedia. Viene de inmediato a mi mente mi infancia y escuchar a mi padre hablar de los que en su momento fueron los grandes ídolos del rey de los deportes. Oír sobre Pelé, Maradona, Cruyff, Spencer, Kempes, Lineker y tantos jugadores que marcaron al fútbol. En ese momento no podía entenderlo, me costaba ver a aquellas personas como algo más. Pero, muy pronto eso cambiaría para siempre. El día que "conocí" a Francesco Totti estaba en casa de uno de mis mejores amigos. Acaban de prestarle el nuevo juego de Nintendo 64, FIFA 99, y queríamos jugarlo cuanto antes. Él, un acérrimo hincha de la Juventus, me dijo que debíamos

Es increíble el poder que tienen las palabras. Saludar a alguien con un: “buenos días”, o despedirse de forma apropiada hacen una gran diferencia en las interacciones humanas. Pero en algunas marcas y negocios, enseñar buenos modales a sus empleados parece ser una pérdida de tiempo. Darle un buen servicio al cliente no es un valor agregado, es una obligación. ¿Por qué? Por la simple razón de que un buen trato puede ser el secreto para cerrar una venta o perderla. Sin embargo, en muchos lugares uno observa empleados con caras largas, sin ánimos de brindar ningún tipo de ayuda y peor aún, con fastidio por solucionar las inquietudes de los compradores. Con el paso del tiempo, ser vendedor o estar involucrado en actividades de atención al cliente se convirtió en una vocación para la que hay que tener paciencia, tolerancia y sobre todo, mucha empatía con las personas. Las malas experiencias del cliente en restaurantes, tiendas o todo tipo de servicios ocasiona no sólo pérdid

Sonaba el reloj y eran las cinco de la mañana. No podía dormir. Era marzo, había lluvia en mi ventana y una tempestad en mi cabeza porque no concebía juntar mis ideas para escribir, ¿qué me pasa? Parecería que desde hace algún tiempo hay una lluvia en mi interior que comenzó a apagar la llama que tenía por escribir cuando inicie este blog. En reiteradas ocasiones he mencionado este mismo inconveniente que tenía para juntar mis ideas y crear una nueva publicación, pero ahora siento que ya no puedo, aunque haga el intento. Quisiera discernir el motivo por el cual ahora me cuesta tanto, y guardo una gran tristeza al saber que marzo de este año fue el primer mes en más de tres años en que no publiqué nada. Sin embargo, la herida es aún más profunda porque al analizar con detalle el blog, observo cuantos espacios en blanco he dejado. Cuántas publicaciones que se quedaron sólo en el título y otras a medio terminar. En fin, comencé a llenarme de espacios en blanco. ¿Será que ya n

En Ecuador se están viviendo tal vez las elecciones más importantes de la historia. O al menos desde que tengo memoria. Hay mucho en juego, y faltando menos del 25% de actas por escrutar, parece que habrá un balotaje en 45 días para decidir quién tomará las riendas del país. ¿Seguimos con lo mismo de los últimos 10 años o buscamos una forma diferente de gobierno? 

Es difícil imaginar que ya no estás en las noches para tomar el café en la casa de la abuelita. Me aterroriza la idea de que llegue junio sin recibir tu alegre llamada llena de bendiciones por un año más de mi vida. Son tantos recuerdos los que nos dejas, que me cuesta digerir en mi mente el hecho de que ya no estás en este plano de la realidad.

El cadáver yace delante de todos nosotros y en la escena del crimen se observa el cuerpo cercenado de la verdad. Sus extremidades quedaron por todos lados. En las redes sociales, en los periódicos, en los discursos políticos. Vivimos una era oscura en donde los hechos dejaron de ser importantes y las mentiras son cada día más benignas. Es la era de la posverdad o Post-Truth en inglés, una época sombría en la que los eufemismos abundan, las mentiras se endulzan con emociones y en el que los farsantes se disculpan diciendo que son “malentendidos” o que “se interpretó mal lo que dijeron”. Los hombres dejaron de tener el honor de cumplir con su palabra y los cobardes se hicieron dueños del poder. Reconocer los errores es cosa del pasado, para los medios y políticos dejó de ser importante que el público conozca toda la información porque es mejor contar la versión que más conviene. ¿Pueden creerlo? Considerar que la verdad tiene más de una "versión", ¿es en serio? Pero,